Aprendemos más de nuestros errores que de nuestras victorias

Después de unos años de andar en esto, de haber acertado muchas veces, y también errado otras tantas, aprendí que razón tenían los que siempre decían que “se aprende más de los errores que de las victorias” …

QUE PEDAZO de VERDAD!

Estamos contentos, entusiasmados y optimistas por nuestro futuro en la crianza de Angus y Hereford. Estamos llegando a hacer el reproductor que tenemos en la cabeza, aunque también somos conscientes de que falta mucho camino por recorrer.
PERO… (siempre hay un PERO…) lo que más nos ha enseñado es cuando nos equivocamos, o, sin equivocarnos, las cosas no salieron como las pensábamos.

Veamos si lo puedo explicar…

Siempre supe que preñar vacas gordas con baja carga no tiene secretos y es una papa, parecida a lo sencillo que es engordar toros para venderlos.
Lo que me costó mucho más es aprender cual es el punto justo para preñar las vacas, maximizando la carga, en “ropa de trabajo” (expresión muy de moda, si las hay). Ese es el verdadero arte del criador, mucho más que mostrar vacas y toros gordos a reventar, hechos a grano o a pasto, da lo mismo.

Soy consciente que una imagen vale más que mil palabras y que cuando hablamos de ganadería rentable y eficiente, tenemos que dar un montón de explicaciones que a veces se chocan contra la foto de un toro brilloso, y esos miles de argumentos terminan explotando como un tomate contra la pared. Pero no importa, lo que se piensa hay que decirlo.

Siguiendo el hilo inicial de los errores que enseñan, hay experiencias muy concretas y concisas que me han hecho entender por donde tengo que ir.

Como todos saben soy veterinario de campo, no llegué ni llegaré al millón de tactos, seguramente, y no me preocupé en contarlos, pero pienso que debe haber en mi cuenta algo bastante aproximado a los 700.000, con un año tope de casi 35.000, allá por 1998. En ese trayecto, tuvimos muchos gloriosos 98%, y también hemos visto algún 16% en unas vacas a las que daba miedo meterles la mano, para que no se caigan al suelo, de flacas que estaban.

Nuestra cabaña y nuestro programa de selección está íntimamente asociado a la profesión veterinaria orientada al asesoramiento en producción.

Y…en lo productivo y económico, después de ver unos cuantos casos, me quedo con un 90-92%, que se repita por muchos años, que decae unos puntitos cuando viene seca o inundación y mete el 96% cuando el año viene lindo, logrado por un rodeo con vacas mantenidas, peleadoras, que resisten altas cargas y se preñan fielmente, con garra y adaptación.

Ahí, en esos no sé cuántos (pero muchos) corrales es donde más aprendí de genética. En los corrales también aprendí a seleccionar por fertilidad.

Ahí mismo me imaginé este proyecto ganadero de mejoramiento.

Últimamente, y después de un par de preñeces medio chotas, (el cerro es tan lindo como traidor), viví en carne propia el sogazo de la naturaleza, terminé de cerrar la idea: el arte de criar reproductores confiables no es cháchara.

A veces queriendo, a veces sin querer, en estos últimos 3-4 años hemos hecho enormes avances selectivos, gracias a la seca y la carga alta.

No se mueve un pelo al contar que entoro las vaquillonas a los 13-14 meses con 270k y que entran algunas con 230, y…se preñan, y esas chiquitas de antaño, hoy ya son vacas y tienen varios hijos en el plantel.
No me avergüenza que se sepa que las vaquillonas paren con 340k, (el mismo peso, o menor, al que muchos entoran) que bajan de peso luego del parto, y si no las puedo preñar en el segundo, las descarto.
Me siento orgulloso de contar (y mostrar al que venga a visitarnos) que sea cual sea la preñez obtenida, las vacías se van. Y se van buenas, bien gordas, con más de 500 k en planta.

En tiempos de terneros de 300 kilos al destete, no es poca cosa hacerse cargo de que uno vende toros de vaquillonas precoces, que pesaron 160 al destete y que es raro que lleguen a 400 a fin de año. Pero andan, duran, preñan, y dejan los rodeos mejor de lo que los encuentran, en las cosas que realmente importan. Y que no son chicos, cierran desarrollo en 750 kg o más, ante la duda, preguntar a nuestros clientes de Córdoba.

A los palos, me terminé convenciendo que ningún dato genético tiene mucho valor si no es tomado en un ambiente de exigencia y alta carga. Y en nuestro rodeo, la cría se hace con una carga 80% (0,7 vs 0,4) arriba del promedio para este tipo de campos de sierra, y la recría se organiza apuntando a una base de 600 kg de carne/ ha con 90% de pasturas y un mínimo de verdeos.

Con yuyos somos todos brujos. El asunto es la eficiencia.

Por eso creo que estamos llamados a ser una fuente que aporte un tipo de animal distinto y sobre todo, más eficiente.
Por algo, no tenemos reclamos, los toros pueden usar al 2%, y duran más que la mayoría. No es casual.
CRIAMOS con la misma EXIGENCIA, O MÁS, que nuestros CLIENTES.

ESE ES EL SECRETO

El de la foto es el gran «PROTOCOLO«